Hace algún tiempo
aprendí, que por mucho que amemos a alguien o que nos amen, no somos adivinos y
que, aunque demos por sentado que el otro debe saber siempre lo que necesitamos
y pensamos, porque se supone que nos conoce bien, eso no suele ser así en la
mayoría de los casos.
También aprendí, que
las relaciones son como una plantita, que hay que cultivar, cuidar, mimar,
estar atentos, escuchar, atender las palabras del otro, tener detalles de
cualquier tipo, fomentar la comunicación, el cariño, los besos y los abrazos
tiernos.
Aprendí que una
relación difícil está condenada al fracaso tarde o temprano, cuando alguien
dice amarte y tú también amas, cuando hay correspondencia, el amor y la
relación es fácil, fluye, camina sola, estás porque quieres estar, esa persona
se convierte en un compañero de viaje. Si es complicada, si no recibes de esa
persona lo que deseas y el balance es negativo… estás perdiendo el tiempo y
aferrándote a algo, que jamás será. Hay que huir de las relaciones tóxicas.
Asumí que los demás no
son adivinos, que no tienen porqué saber qué necesitas por muchas señales que
des, a veces ser sutiles no es suficiente, a veces no llega el mensaje claro o
no llega nada. Las discusiones no son señales de nada, son sólo discusiones,
donde normalmente la persona a la que gritas, se ha quedado sorda porque se
siente aturdida. Expresa lo que necesitas en momentos de calma y con amor.
Entonces aprendí a
hablar, a decir lo que siento, lo que necesito, lo que quiero y lo que me hace
feliz. De esa forma no hay margen para el error, porque si la pareja no
entiende tu forma sutil, no sabe captar, escuchar y atender a las pistas que
das, entonces es mejor hablar.
Lo peor de una pareja,
no es que no sea sutil y coja al vuelo todo lo que dices, sientes y piensas… Lo
peor es cuando hablas, expresas lo que quieres y aún así… tampoco lo consigues.
Lo peor de una
pareja, no es que no sepa lo que te hace feliz. Lo peor es que se lo digas con
un mapa del camino, y aún así, no llegue a ningún puerto.
Lo peor de una
pareja, no es que no sea adivino y sepa en cada minuto lo que quieres. Lo peor
es que se lo digas de frente y aún así sea sordo.
Cuando amamos a
alguien y el balance de sumas y saldos es a favor de la relación, tienes mas de
mil y una razones para cuidar y mimar aquello que tienes.
Te están hablando,
escucha!
Te están diciendo lo
que necesitan, atiende!
Te están indicando el
camino, fija bien el rumbo!
Los detalles no son
aquellos que cuestan dinero, son los que te hacen sentir que tu pareja estaba
escuchando.
Los mejores regalos
no son los mas caros, son los que te hacen sentir especial.
Llena de detalles tu
relación, porque ellos son los que alimentan el alma y mantienen vivo el
corazón.
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